El oro tiene una sorprendente capacidad para cambiar de color, un fenómeno conocido como resonancia de plasmón superficial en el que los electrones en la superficie de las nanopartículas de oro vibran y absorben frecuencias específicas de la luz visible. La belleza camaleónica del oro cambia en función de la escala, revelando facetas cada vez más sorprendentes cuanto más profundizamos en su visión.
El oro tiene una sorprendente capacidad para cambiar de color, un fenómeno conocido como resonancia de plasmón superficial en el que los electrones en la superficie de las nanopartículas de oro vibran y absorben frecuencias específicas de la luz visible. La belleza camaleónica del oro cambia en función de la escala, revelando facetas cada vez más sorprendentes cuanto más profundizamos en su visión.
Cuando se visualizan con un microscopio electrónico, las nanopartículas del oro revelan otro secreto. Sus formas son sorprendentemente regulares, de tamaño uniforme y con un aspecto perfectamente geométrico. Se organizan de forma espontánea adoptando hermosos patrones regulares, como si fueran azulejos de un mosaico antiguo.
Cuando se visualizan con un microscopio electrónico, las nanopartículas del oro revelan otro secreto. Sus formas son sorprendentemente regulares, de tamaño uniforme y con un aspecto perfectamente geométrico. Se organizan de forma espontánea adoptando hermosos patrones regulares, como si fueran azulejos de un mosaico antiguo.
En el futuro, las nanopartículas de oro incluso podrían llegar a usarse para combatir el cáncer en un tratamiento conocido como «terapia fotodinámica». Cuando se irradian, las nanopartículas de oro se calientan, matando así las células tumorales circundantes.
El atractivo del oro, en constante evolución, se despliega invitándonos a profundizar y recordarnos que bajo la superficie se esconde a menudo un mundo de profundo significado y belleza.
En el futuro, las nanopartículas de oro incluso podrían llegar a usarse para combatir el cáncer en un tratamiento conocido como «terapia fotodinámica». Cuando se irradian, las nanopartículas de oro se calientan, matando así las células tumorales circundantes.
El atractivo del oro, en constante evolución, se despliega invitándonos a profundizar y recordarnos que bajo la superficie se esconde a menudo un mundo de profundo significado y belleza.