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Versace LAB Spring-Summer 2024
Lo primero que un científico debe aprender cuando trabaja en nanotecnología es que la escala no es un aspecto neutral: los materiales cambian drásticamente sus propiedades a medida que pasan de lo macroscópico a lo microscópico. Uno de los exponentes máximos que ilustran este comportamiento es el oro.

El oro tiene una sorprendente capacidad para cambiar de color, un fenómeno conocido como resonancia de plasmón superficial en el que los electrones en la superficie de las nanopartículas de oro vibran y absorben frecuencias específicas de la luz visible. La belleza camaleónica del oro cambia en función de la escala, revelando facetas cada vez más sorprendentes cuanto más profundizamos en su visión.
Lo primero que un científico debe aprender cuando trabaja en nanotecnología es que la escala no es un aspecto neutral: los materiales cambian drásticamente sus propiedades a medida que pasan de lo macroscópico a lo microscópico. Uno de los exponentes máximos que ilustran este comportamiento es el oro.

El oro tiene una sorprendente capacidad para cambiar de color, un fenómeno conocido como resonancia de plasmón superficial en el que los electrones en la superficie de las nanopartículas de oro vibran y absorben frecuencias específicas de la luz visible. La belleza camaleónica del oro cambia en función de la escala, revelando facetas cada vez más sorprendentes cuanto más profundizamos en su visión.
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«El color del material cambia dependiendo del tamaño y la forma de las partículas constituyentes, independientemente de que la sustancia permanezca inalterada».
Laura Tripaldi, Ph.D. Materials Science and Nanotechnology
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Las nanopartículas del oro son aún más sorprendentes cuando se observan a través de un microscopio. Los microscopios normales emplean la luz visible y lentes ópticas para agrandar objetos microscópicos. Sin embargo, las nanopartículas de oro son tan pequeñas que un microscopio corriente es incapaz de detectarlas. Estas partículas, que son incluso más pequeñas que la longitud de onda de la luz visible, solo pueden apreciarse con un microscopio electrónico: una tecnología mucho más avanzada que utiliza un haz de electrones capaz de mostrar objetos tan pequeños como átomos.

Cuando se visualizan con un microscopio electrónico, las nanopartículas del oro revelan otro secreto. Sus formas son sorprendentemente regulares, de tamaño uniforme y con un aspecto perfectamente geométrico. Se organizan de forma espontánea adoptando hermosos patrones regulares, como si fueran azulejos de un mosaico antiguo.
Las nanopartículas del oro son aún más sorprendentes cuando se observan a través de un microscopio. Los microscopios normales emplean la luz visible y lentes ópticas para agrandar objetos microscópicos. Sin embargo, las nanopartículas de oro son tan pequeñas que un microscopio corriente es incapaz de detectarlas. Estas partículas, que son incluso más pequeñas que la longitud de onda de la luz visible, solo pueden apreciarse con un microscopio electrónico: una tecnología mucho más avanzada que utiliza un haz de electrones capaz de mostrar objetos tan pequeños como átomos.

Cuando se visualizan con un microscopio electrónico, las nanopartículas del oro revelan otro secreto. Sus formas son sorprendentemente regulares, de tamaño uniforme y con un aspecto perfectamente geométrico. Se organizan de forma espontánea adoptando hermosos patrones regulares, como si fueran azulejos de un mosaico antiguo.
Versace LAB Spring-Summer 2024
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No obstante, el interés de los científicos por las nanopartículas de oro va más allá de su belleza estética. Hoy en día, las nanopartículas de oro desempeñan un papel fundamental en las tecnologías biomédicas más avanzadas. Es posible que no sepas que las líneas rosadas que aparecen en las pruebas de embarazo o de COVID-19 son el resultado de nanopartículas de oro, cuyas superficies han sido preparadas con extrema precisión para unirse a compuestos bioquímicos específicos en tu propio cuerpo.

En el futuro, las nanopartículas de oro incluso podrían llegar a usarse para combatir el cáncer en un tratamiento conocido como «terapia fotodinámica». Cuando se irradian, las nanopartículas de oro se calientan, matando así las células tumorales circundantes.

El atractivo del oro, en constante evolución, se despliega invitándonos a profundizar y recordarnos que bajo la superficie se esconde a menudo un mundo de profundo significado y belleza.
No obstante, el interés de los científicos por las nanopartículas de oro va más allá de su belleza estética. Hoy en día, las nanopartículas de oro desempeñan un papel fundamental en las tecnologías biomédicas más avanzadas. Es posible que no sepas que las líneas rosadas que aparecen en las pruebas de embarazo o de COVID-19 son el resultado de nanopartículas de oro, cuyas superficies han sido preparadas con extrema precisión para unirse a compuestos bioquímicos específicos en tu propio cuerpo.

En el futuro, las nanopartículas de oro incluso podrían llegar a usarse para combatir el cáncer en un tratamiento conocido como «terapia fotodinámica». Cuando se irradian, las nanopartículas de oro se calientan, matando así las células tumorales circundantes.

El atractivo del oro, en constante evolución, se despliega invitándonos a profundizar y recordarnos que bajo la superficie se esconde a menudo un mundo de profundo significado y belleza.